
En 1983, el noroeste del Pacífico se ve azotado por una serie de robos violentos a bancos, falsificaciones y asaltos a vehículos blindados, lo que desata el miedo en las comunidades locales. La creciente ola de criminalidad desconcierta a las autoridades, quienes no logran encontrar un patrón claro detrás de estos actos. Sin embargo, un agente del FBI, destinado en la apacible ciudad de Coeur d’Alene, Idaho, comienza a tener una visión distinta sobre los hechos. A pesar de las teorías predominantes, este agente solitario cree que los crímenes no son cometidos por delincuentes comunes, sino por un grupo radical y peligroso de terroristas nacionales.
Convencido de que estos ataques son parte de una operación mucho más amplia, el agente comienza a investigar en profundidad. Lo que descubre es escalofriante: los crímenes son obra de un movimiento extremista inspirado por un líder carismático y radical, cuya influencia ha logrado reclutar a un número creciente de seguidores dispuestos a desatar una guerra contra el gobierno federal de los Estados Unidos.
Lejos de ser simples robos motivados por intereses económicos, los ataques parecen tener un propósito más siniestro. Cada uno de los crímenes está diseñado para desestabilizar las instituciones federales, como parte de un plan para crear el caos y debilitar el gobierno. La organización detrás de estos actos tiene la intención de desatar una serie de eventos que podrían llevar al país al borde del colapso.
A medida que el agente profundiza en la investigación, se enfrenta a una creciente resistencia, tanto de sus superiores, que no logran comprender la magnitud de la amenaza, como de los propios terroristas, que están dispuestos a hacer todo lo posible para proteger su causa. Con el tiempo en su contra, el agente deberá luchar no solo contra el reloj, sino también contra el escepticismo institucional para detener a los responsables antes de que su plan de guerra contra el gobierno se haga realidad.