
En la década de 1980, Barry Seal, un piloto comercial de TWA, dejó atrás su carrera en la aviación para adentrarse en el mundo del narcotráfico. Pronto, su vida dio un giro inesperado cuando fue reclutado por la CIA para realizar operaciones de inteligencia. La película narra cómo este ex piloto se convirtió en una pieza fundamental de una de las misiones encubiertas más importantes en la historia de Estados Unidos.
Seal fue asignado a una operación secreta cuyo objetivo era infiltrarse en el cartel de Medellín, el imperio del narcotráfico más poderoso de la época. Gracias a su habilidad y sus contactos en el mundo de la aviación, Seal logró acceder a información crucial, lo que permitió la captura de varios miembros clave del cartel. No obstante, a medida que su involucramiento crecía, también lo hacían los riesgos, y las implicaciones de su misión lo llevaron a enfrentar dilemas complejos.
La operación de Seal estuvo en el centro de un escándalo que casi derrumba al gobierno de Ronald Reagan: el Irangate. La conexión entre las actividades de la CIA, el tráfico de armas a Irán y la financiación de la contrarrevolución nicaragüense, a través de fondos provenientes del narcotráfico, puso al gobierno en una situación insostenible. El escándalo sacudió los cimientos de la Casa Blanca y dejó al descubierto secretos que involucraban a figuras de alto rango en la administración estadounidense.