En la pequeña y oscura ciudad de Salem, un grupo de adolescentes se ve atrapado en una aterradora pesadilla cuando encuentran un antiguo cuchillo maldito. Lo que inicialmente parece ser un simple hallazgo, rápidamente se convierte en una pesadilla que pondrá a prueba sus miedos más profundos. El cuchillo no es solo un objeto común: desata la presencia de un demonio ancestral que los obliga a participar en una serie de juegos perversos y retorcidos.
Estos juegos no son divertidos ni inofensivos como los que solían jugar en su niñez. El demonio, con un poder absoluto sobre ellos, transforma los inocentes juegos infantiles en pruebas de supervivencia macabras. Cada uno de los adolescentes se ve forzado a jugar, mientras sus vidas están en juego. Los desafíos no tienen reglas tradicionales; el único objetivo es salir con vida, pero no existe la posibilidad de ganar. La muerte, la tortura psicológica y la desesperación los acechan en cada ronda, mientras las líneas entre la realidad y la fantasía se difuminan de manera aterradora.
A medida que avanzan en los juegos, el grupo se da cuenta de que la única forma de sobrevivir es confiar unos en otros, pero el terror que experimentan comienza a socavar los lazos de amistad. La paranoia, el miedo y la desconfianza surgen, ya que cada uno se pregunta quién será el siguiente en caer y si habrá una salida posible. El demonio, omnipresente y sin rostro, se alimenta de su miedo y manipula sus emociones, llevando a los adolescentes al borde de la locura.
La trama se despliega en un entorno oscuro y claustrofóbico, donde cada rincón de Salem parece estar marcado por la presencia del demonio. Los escenarios de los juegos, aunque familiares, se distorsionan hasta convertirse en pesadillas visuales: parques desolados, patios de escuela donde las risas han sido reemplazadas por gritos de terror, y casas que se convierten en laberintos de horror. En este ambiente, los adolescentes no solo deben enfrentarse a los juegos en sí, sino también a los horrores internos que el demonio desata dentro de cada uno de ellos.
La lucha por la supervivencia se vuelve una carrera contrarreloj mientras intentan desentrañar la historia detrás del cuchillo maldito y el origen del demonio. Sin embargo, cada intento de escapar de la maldición solo parece llevarlos más cerca de una muerte inevitable. En este escenario, no hay héroes ni villanos claros, solo jóvenes atrapados en un juego donde la única regla es no morir… pero, en última instancia, todos saben que uno de ellos deberá perder.
El destino de los adolescentes de Salem está sellado en el momento en que el cuchillo maldito entra en escena. La línea entre juego y horror se borra por completo, y en su lugar, solo queda la lucha desesperada por salir con vida de un infierno en la tierra, sabiendo que el verdadero enemigo no es el demonio, sino la desesperación que lo alimenta.