
En la ciudad que nunca duerme, donde el caos y el ritmo frenético son parte del paisaje cotidiano, dos oficiales de policía comienzan su jornada como cualquier otra. Uno de ellos es un agente con años de experiencia en las calles de Nueva York; el otro, Angela, una joven novata que aún está aprendiendo lo que realmente significa llevar el uniforme. Sin embargo, lo que parecía un turno común se transforma poco a poco en una serie de eventos que desafían sus límites físicos y emocionales.
La rutina policial en una metrópolis como Nueva York rara vez es predecible. Desde responder a llamados de emergencia hasta intervenir en conflictos inesperados, cada minuto representa una posibilidad de que todo cambie. En este contexto, el oficial veterano asume la responsabilidad de guiar a Angela, no solo mostrándole cómo aplicar el protocolo, sino también enseñándole a mantener la calma cuando la situación se sale de control.
Durante el día, ambos enfrentan situaciones de todo tipo: desde detener a sospechosos hasta calmar a ciudadanos en crisis. Angela observa y aprende, a veces con admiración, otras con un nudo en el estómago, al ver lo rápido que puede escalar una situación aparentemente sencilla. Para ella, es una prueba constante de carácter, juicio y humanidad.