
Los Ogglies son una peculiar familia que, en su búsqueda de un nuevo hogar, se enfrentan a una constante sensación de rechazo. Su peculiaridad no radica solo en su aspecto, sino también en el olor que desprenden, algo que los hace indeseables para la mayoría de los humanos. A lo largo de su travesía, los Ogglies encuentran que la aceptación y el sentido de pertenencia parecen ser cosas lejanas, ya que cada lugar al que llegan los rechaza rápidamente debido a su peculiar olor y a su naturaleza tan diferente a la de los demás seres humanos.
Sin embargo, su suerte cambia cuando el dragón Firebottom, quien es parte de la familia Ogglies, aterriza en un vertedero llamado Smelliville. Este lugar, un vasto terreno lleno de desechos y restos, se convierte en algo sorprendentemente especial para los Ogglies. Mientras la mayoría de las personas huirían de un vertedero debido a su suciedad y mal olor, los Ogglies sienten que por fin han encontrado su lugar en el mundo. Es en este ambiente lleno de basura y escombros donde se sienten cómodos y, por primera vez en mucho tiempo, aceptados.
Lo que convierte a Smelliville en el lugar ideal para los Ogglies no es solo el hecho de que el entorno sea sucio y desordenado, sino también la sensación de que, a pesar de ser diferentes, pueden encontrar una especie de refugio en la que finalmente puedan ser ellos mismos sin el miedo al juicio o al rechazo. El vertedero, lejos de ser un sitio indeseable, se convierte en su hogar, un lugar en el que pueden vivir sin esconderse ni tratar de encajar en una sociedad que no los comprende.