
En el vasto universo de Star Trek, donde la exploración y la diplomacia van de la mano, la tripulación del USS Enterprise enfrenta uno de sus dilemas más complejos en Star Trek: Insurrection. Esta vez, el capitán Jean-Luc Picard se ve obligado a cuestionar las órdenes de la Flota Estelar cuando una misión aparentemente rutinaria toma un giro inesperado.
Todo comienza cuando la Enterprise recibe un mensaje urgente: el androide teniente comandante Data, una de las piezas clave del equipo, ha sufrido un colapso mental durante una misión de observación en el planeta Ba’Ku. Este mundo idílico, habitado por una sociedad pacífica y primitiva, había sido objeto de estudio en secreto por parte de la Flota Estelar y los misteriosos oficiales del grupo llamado «la Alianza». La misión debía mantenerse oculta para no alterar el desarrollo natural de los habitantes. Sin embargo, Data, en un aparente episodio de locura, rompe el protocolo y revela la presencia del equipo de observación a los Ba’Ku.
Preocupado por el comportamiento de su oficial, Picard se traslada con su tripulación al planeta para investigar qué ocurrió realmente. Lo que empieza como una simple misión de contención, pronto se convierte en un profundo cuestionamiento ético. Al llegar a Ba’Ku, Picard descubre que Data no había perdido el control sin motivo. Detrás de su acto hay una verdad incómoda: la Federación está colaborando en un plan encubierto para desalojar a los habitantes del planeta con el fin de explotar una fuente de regeneración biológica única que existe en el entorno de Ba’Ku.