Ellen Brody sigue viviendo en el tranquilo pueblo isleño de Amity, pero la vida de su familia ya no es la misma. Sus hijos, Sean y Michael, han dejado atrás su conexión con el Sea World, y su esposo, quien falleció tiempo atrás, sucumbió a un infarto provocado por su profundo miedo a los tiburones. El paso de los años no ha logrado borrar la huella de aquella tragedia, pero lo que está por suceder traerá consigo nuevos horrores.
Una noche de Navidad, Sean, quien ahora trabaja como policía en la isla, recibe una llamada de emergencia. Se le solicita que acuda a despejar un tronco que está atrapado en una boya en el mar cercano. Lo que parecía ser una intervención rutinaria se convierte en una pesadilla cuando Sean es atacado y asesinado por un gigantesco tiburón blanco. Este terrible suceso, que termina con la vida de su hijo, deja a Ellen devastada y convencida de que este ataque no es una simple coincidencia. Para ella, parece que el tiburón está tomando venganza contra su familia, como si hubiera un vínculo oscuro entre las tragedias que han marcado sus vidas.
El dolor y el miedo se apoderan de Ellen, quien comienza a temer que los tiburones, que ya le arrebataron a su esposo, ahora estén atacando a su familia de manera sistemática. Su preocupación crece, y ella se convence de que el destino la está persiguiendo. Es entonces cuando su hijo Michael, preocupado por la seguridad de su madre, decide intervenir. Tras la trágica pérdida de Sean, Michael entiende que la única manera de protegerla es sacarla de Amity y alejarla del peligro inminente.
Con la ayuda de su esposa e hija, Michael organiza una salida de la isla, con la esperanza de que, al dejar atrás el lugar que parece estar marcado por la tragedia, su madre pueda encontrar algo de paz. A pesar de la decisión de huir, la sensación de que el peligro no desaparece persiste. Ellen teme que el tiburón, en su implacable venganza, pueda seguir acechando a su familia, y el futuro parece estar lleno de incertidumbre. Sin embargo, por el momento, su principal prioridad es salvar a su madre, convencida de que el horror no ha hecho más que empezar.