
En un oscuro periodo de guerras e intrigas, un joven príncipe normando emprende un viaje de retorno a su tierra natal, impulsado por una única y ardiente motivación: hacer justicia. Su padre, un líder noble y respetado, ha sido brutalmente asesinado por su propio hermano, el despiadado Earl Durant. Este acto de traición no solo despoja al príncipe de su linaje y herencia, sino que lo lanza a una espiral de ira, dolor y sed de venganza que definirá el resto de su vida.
Lejos de los lujos de la corte, el príncipe encuentra refugio entre los marginados: un grupo de granjeros exiliados que también han sufrido bajo el yugo de Durant. Aunque al principio lo ven con recelo, su determinación, valentía y carisma logran ganarse su confianza. Con ellos, no solo forma un ejército improvisado, sino también una causa compartida. El príncipe no se presenta como un noble en busca de poder, sino como un hombre dispuesto a luchar por justicia, aunque su definición de esta se vuelva cada vez más ambigua.
La lucha que se avecina es tan desigual como sangrienta. Frente a la fuerza militar de Durant, el príncipe y sus aliados recurren a la astucia, la estrategia y una violencia despiadada que los convierte en una amenaza real. Sin embargo, conforme se acerca el enfrentamiento final, el idealismo del príncipe comienza a desvanecerse. Su misión, que al inicio parecía justa, se transforma poco a poco en una obsesión. La venganza se vuelve su único propósito, eclipsando cualquier noción de redención o reconciliación.