
Lucy se enfrenta a una Navidad algo triste al descubrir que su abuela no podrá visitarla como todos los años. Sin embargo, en lugar de dejarse desanimar por la noticia, decide darle un giro a la situación y concentrarse en algo que le permita disfrutar de las fiestas: organizar la mejor fiesta de Año Nuevo que jamás se haya visto. Con una determinación inquebrantable, Lucy se pone manos a la obra, buscando todo lo necesario para crear un evento memorable que llene de alegría y diversión a sus amigos y familiares.
Mientras Lucy trabaja en los detalles de la fiesta, su amigo Charlie Brown también tiene algo en mente para cerrar el año con éxito. En su caso, ha fijado un propósito importante: cumplir con una tarea personal antes de que el reloj marque la medianoche y dé inicio al nuevo año. Aunque Charlie siempre es conocido por sus esfuerzos en alcanzar metas, este propósito es particularmente significativo para él, ya que se trata de algo que ha estado aplazando durante un buen tiempo.
A medida que se acerca la gran celebración, ambos personajes viven situaciones llenas de emoción, desafíos y lecciones de vida. Lucy se enfrenta a la presión de organizar una fiesta perfecta, mientras que Charlie Brown lucha por completar su objetivo. Sin embargo, ambos encuentran en la amistad y el apoyo mutuo un impulso para seguir adelante, demostrando que, a veces, los propósitos y las metas personales no siempre se alcanzan de la manera que imaginamos, pero lo importante es el esfuerzo y la compañía en el camino.