
En Ricki and the Flash, Meryl Streep se transforma en Ricki Rendazzo, una mujer que dejó atrás todo lo que conocía para perseguir su sueño de convertirse en una estrella del rock. A lo largo de los años, Ricki ha tocado en bares, vivido en la carretera y dedicado su vida a la música, pero ese camino la llevó a tomar decisiones difíciles que la alejaron de su familia. La película, dirigida por Jonathan Demme y escrita por Diablo Cody, nos presenta una historia de redención, música y segundas oportunidades.
Ricki no es la típica madre ni la típica heroína. En lugar de quedarse en casa criando a sus hijos, eligió su guitarra y una vida bohemia, algo que su familia nunca le perdonó del todo. Pero cuando su hija Julie, interpretada por Mamie Gummer (hija de Streep en la vida real), atraviesa una profunda crisis personal, Ricki regresa a casa para intentar enmendar los errores del pasado. Su vuelta no será fácil: las heridas son profundas, los resentimientos siguen vivos y la distancia emocional es casi tan grande como la física.
La película se construye en torno al contraste entre dos mundos: el del rock and roll, con su espíritu libre y rebelde, y el de la vida doméstica, con sus responsabilidades y vínculos afectivos. Ricki tiene que enfrentarse no solo al juicio de sus hijos y su exmarido, sino también al peso de sus propias decisiones. ¿Puede una madre ausente ganarse nuevamente el corazón de su familia? ¿Es posible reconciliar los sueños personales con los afectos que se dejaron atrás?