
Después de perder trágicamente a su esposo, Kyle decide emprender un difícil regreso a casa junto a su hija de seis años. El destino, sin embargo, tenía preparado un giro aterrador que cambiaría sus vidas para siempre. A bordo de un avión, Kyle espera poder hallar algo de consuelo mientras atraviesa el dolor de la reciente pérdida. Pero lo que parecía ser un simple vuelo en ruta hacia la calma se convierte en una pesadilla cuando su hija desaparece misteriosamente.
La angustia se apodera de la madre cuando, tras un rato de descanso, se da cuenta de que su hija ya no está a su lado. En un primer momento, cree que la niña podría haber ido al baño o haber cambiado de asiento. Sin embargo, al preguntar a la tripulación y al resto de los pasajeros, se lleva una respuesta aterradora: nadie recuerda haber visto a su hija en todo el vuelo. Ni la azafata, ni los demás viajeros parecen tener información alguna sobre su paradero. La pequeña parece haberse desvanecido de forma inexplicable.
Desesperada y confundida, Kyle comienza a cuestionar su propia percepción de los hechos. ¿Es posible que haya imaginado la presencia de su hija a bordo? ¿O es que algo mucho más oscuro está sucediendo? A medida que el vuelo avanza y el tiempo pasa, la situación se torna aún más desconcertante. Los registros del avión, las cámaras de seguridad y los testimonios de la tripulación no aportan ninguna pista que permita explicar la misteriosa desaparición de la niña.
Atrapada entre el dolor de la pérdida de su esposo y la desesperación por encontrar a su hija, Kyle se enfrenta a la incomodidad de estar sola en una situación que desafía toda lógica. Sin pruebas, sin respuestas y sin el apoyo de los demás, la madre se ve obligada a embarcarse en una lucha interna para intentar comprender lo que está sucediendo. Los minutos se transforman en horas de angustia, mientras la incertidumbre se apodera de su mente.