
En medio del ajetreo cotidiano de la vida matrimonial, dos amigos de toda la vida comienzan a lamentarse por lo que sienten han perdido: la emoción, la espontaneidad y, sobre todo, la diversión sin límites que solían disfrutar en su juventud. Agobiados por la rutina, la responsabilidad y las pequeñas frustraciones del día a día, llegan a la conclusión de que el matrimonio ha apagado ese fuego que alguna vez los impulsó a vivir cada momento al máximo.
Sus esposas, cansadas de escuchar las mismas quejas, toman una decisión inesperada pero calculada: darles a sus maridos un “pase libre” por un fin de semana. Durante esos días, podrán hacer lo que quieran, como si fueran solteros nuevamente. Sin reglas, sin remordimientos y sin la necesidad de dar explicaciones. La idea es simple: permitirles explorar esa libertad que tanto extrañan, con la esperanza de que comprendan lo que realmente importa en sus vidas.