
En la víspera del Día de Reyes, cuando las familias en toda España se preparan para celebrar una de las noches más mágicas del año, el país se ve sorprendido por una tormenta de nieve sin precedentes. Las carreteras se convierten en trampas blancas, los servicios colapsan y el caos se apodera de los desplazamientos. En medio de este escenario gélido y desbordado, se desencadena una acción que va mucho más allá del mal tiempo: un violento asalto a un furgón blindado.
Aprovechando la confusión provocada por la tormenta y la parálisis del tráfico en una autopista colapsada, un grupo de atracadores perfectamente organizados ejecuta un golpe audaz. Su objetivo es claro: hacerse con el botín del blindado y desaparecer sin dejar rastro. Pero lo que no esperaban era la presencia de Leo (interpretado por Antonio Resines), un policía veterano, agotado y con más pasado que futuro, que observa desde su coche lo que está ocurriendo a escasos metros.
Leo es un hombre al borde del abismo. La vida lo ha golpeado fuerte y ha perdido casi todo lo que alguna vez tuvo valor para él. Pero cuando presencia el asalto, se activa en él un viejo instinto: la necesidad de hacer justicia. Lo que comienza como una intervención impulsiva se transforma rápidamente en una persecución a contrarreloj, marcada por el hielo, la oscuridad y la violencia.