
La vida puede ser un proceso arduo de adaptación, especialmente cuando se enfrenta a la pérdida y la separación. En el caso de la protagonista de esta historia, la tristeza y la incertidumbre marcan su destino desde una edad temprana. Tras quedar huérfana y ser separada de su hermano gemelo, ella se encuentra atrapada en un torbellino de emociones contradictorias que no solo afectan su visión del mundo, sino también su capacidad para encontrar su lugar en él.
La separación de su hermano gemelo, con quien compartía un vínculo especial e inquebrantable, es un evento que deja una huella profunda en su vida. Aunque ambos eran inseparables, la tragedia de perder a sus padres y verse forzados a vivir por separado marca el inicio de una nueva etapa para la protagonista. La protagonista, ahora huérfana, se enfrenta a la compleja tarea de aprender a vivir sin su gemelo, sin su refugio emocional. El dolor de la separación es palpable, y su proceso de adaptación a la nueva vida se convierte en una lucha constante por encontrar un sentido en medio de la confusión.
A lo largo de la historia, la protagonista se muestra como una joven melancólica, que en ocasiones parece perderse en la oscuridad de sus pensamientos y emociones. Su inadaptación al entorno que la rodea refleja la profunda soledad que siente, una soledad que va más allá de la pérdida material, pues está profundamente marcada por la falta de su hermano, con quien compartía no solo su vida, sino también su identidad.