
En la convulsa Chicago de los años 30, el crimen organizado alcanzó su punto álgido bajo el dominio de Al Capone, el temido gánster que construyó un imperio basado en el contrabando de alcohol, la extorsión y el asesinato. Con la Ley Seca alimentando el comercio ilegal, Capone parecía intocable, protegido por su influencia y una red de corrupción que se extendía hasta las más altas esferas del gobierno y la policía.
Decidido a acabar con su reinado del terror, el gobierno federal encomendó la misión a Eliot Ness, un joven agente del Departamento del Tesoro con un inquebrantable sentido de la justicia. Determinado a hacer cumplir la ley en una ciudad dominada por el miedo y la impunidad, Ness reunió un equipo de agentes incorruptibles que pronto serían conocidos como «Los Intocables». Juntos, iniciaron una implacable ofensiva contra Capone, desmantelando su red de operaciones clandestinas y enfrentándose a la violencia del hampa.
Sin embargo, el poder del gánster y la falta de pruebas directas sobre sus crímenes más atroces hacían casi imposible su captura. Ante este desafío, Ness y su equipo encontraron una grieta en la armadura del criminal: sus finanzas. A través de una minuciosa investigación, descubrieron irregularidades fiscales que finalmente llevaron a Capone ante la justicia. En 1931, fue condenado por evasión de impuestos y sentenciado a prisión, poniendo fin a su hegemonía criminal.
La lucha de Eliot Ness y Los Intocables no solo logró la caída de Capone, sino que sentó un precedente en la historia del combate contra el crimen organizado. Su valentía y compromiso demostraron que la justicia podía prevalecer incluso en los tiempos más oscuros, convirtiéndose en un símbolo de integridad y perseverancia frente a la corrupción.