En “Macbeth”, la historia comienza con el valiente general escocés Macbeth, quien regresa triunfante de la batalla. Durante su retorno, Macbeth y su compañero Banquo se encuentran con un trío de brujas que les revelan una profecía impactante: Macbeth se convertirá en rey de Escocia. La ambición de Macbeth se enciende con estas palabras, y al regresar a su hogar, comparte la profecía con su esposa, Lady Macbeth. Ella, igualmente ambiciosa, lo anima a tomar medidas drásticas para asegurar el poder.
Movido por el deseo de cumplir la profecía y bajo la presión de su esposa, Macbeth planea el asesinato del rey Duncan, quien se encuentra en su castillo como huésped. Una noche, Macbeth ejecuta el plan y asesina a Duncan, tomando el trono para sí mismo. Sin embargo, el crimen deja una marca profunda en su alma y en su reino. Macbeth se ve consumido por la culpa y la paranoia, llevando a una serie de actos cada vez más despiadados para mantener su poder.
La tensión aumenta cuando Macbeth, temeroso de perder lo que ha obtenido, ordena el asesinato de Banquo y su hijo Fleance, quienes también han sido mencionados en la profecía de las brujas. Aunque Banquo es asesinado, Fleance logra escapar. La culpabilidad y la locura se apoderan de Macbeth, y su reinado se ve sumido en una serie de tragedias y enfrentamientos, mientras intenta desesperadamente aferrarse al poder que ha obtenido a través de actos atroces.
La profecía inicial se va desarrollando de maneras inesperadas, y Macbeth se enfrenta a una creciente resistencia y a un destino implacable. La historia culmina en una serie de eventos catastróficos que revelan el costo de la ambición desmedida y la traición. Macbeth, al final, enfrenta las consecuencias de sus acciones en un enfrentamiento final que pone fin a su sangriento reinado. La tragedia de “Macbeth” explora los temas de la ambición, la culpa y la corrupción, mostrando cómo el deseo desenfrenado de poder puede llevar a la autodestrucción.