
En el mundo del espionaje, las líneas entre héroe y villano suelen desdibujarse, y pocos personajes representan mejor esa ambigüedad que Jason Bourne. Luego de haber intentado dejar atrás su turbulento pasado como agente encubierto de la CIA, Bourne se ve una vez más arrastrado a la acción cuando es incriminado en una operación que termina en desastre.
El incidente no solo pone su vida en peligro, sino que también lo obliga a desenterrar habilidades que había intentado sepultar. Las viejas cicatrices del entrenamiento implacable al que fue sometido vuelven a abrirse, y con ellas, regresa el instinto letal que lo convirtió en uno de los asesinos más eficientes del mundo. La calma que había alcanzado en el anonimato se desvanece, y el pasado, que siempre lo había acechado, finalmente lo alcanza.
Pero Bourne ya no es el mismo. A diferencia del hombre que huía desesperadamente para descubrir su verdadera identidad, ahora posee un conocimiento claro de quién es, de lo que lo convirtió en un arma viviente y de los enemigos que lo buscan eliminar. Lo que comienza como una lucha por sobrevivir pronto se transforma en una misión para exponer las sombras más oscuras de la agencia que lo creó.
El viaje lo lleva por distintas ciudades y continentes, siempre un paso por delante de aquellos que lo persiguen, pero también enfrentándose a nuevas tecnologías de vigilancia, redes de espionaje más sofisticadas y traiciones inesperadas. Bourne no solo lucha contra sus perseguidores, sino también contra su propia conciencia, cuestionando el precio de su supervivencia y la moralidad de sus actos.