
En el verano de 1954, una inquietante misión lleva a los agentes judiciales Teddy Daniels y Chuck Aule a una isla remota situada en el puerto de Boston. Su objetivo: investigar la desaparición inexplicable de Rachel Solando, una peligrosa paciente internada en el hospital psiquiátrico Ashecliffe, una institución diseñada para albergar a los criminales más perturbados y peligrosos del país. Desde su llegada, los agentes —interpretados por Leonardo DiCaprio y Mark Ruffalo— se enfrentan a un entorno hostil y opresivo, dominado por la presencia enigmática del doctor John Cawley, el director del hospital, interpretado con inquietante calma por Ben Kingsley.
Ashecliffe no es un simple hospital: es una fortaleza médica en la que las fronteras entre tratamiento psiquiátrico y castigo parecen difusas. A medida que Daniels y Aule se adentran en la investigación, las pistas se vuelven cada vez más confusas, los expedientes desaparecen y los testimonios de médicos y pacientes resultan contradictorios o sospechosamente evasivos. Pronto, la investigación se transforma en una experiencia personal para el agente Daniels, quien empieza a cuestionar la realidad que lo rodea. Flashbacks de su trágico pasado, visiones desconcertantes y una creciente paranoia alimentan la sospecha de que nada en la isla es lo que parece.