
En un período turbulento de la historia de China, cuando el país se encontraba dividido en siete reinos que competían por la supremacía, la guerra y el sufrimiento eran constantes. En medio de este caos, el rey Qin, obsesionado con la idea de unificar todos los reinos bajo su mando y convertirse en el primer emperador, se convirtió en un objetivo para los demás monarcas. Estos, temerosos de su ambición, contrataron a tres de los asesinos más letales y temidos de la época: Espada Rota, Nieve Volante y Cielo. Cada uno de ellos tenía una habilidad excepcional para matar, y su misión era clara: eliminar al rey Qin para frenar sus planes de unificación.
Ante esta amenaza, Qin, decidido a sobrevivir y seguir adelante con sus ambiciosos proyectos, ofreció una jugosa recompensa: quien consiguiera derrotar a los tres asesinos recibiría poder, riquezas y la oportunidad de encontrarse en una audiencia privada con él. Esta tarea parecía casi imposible, dada la destreza y la reputación de los sicarios. Sin embargo, cuando un misterioso hombre conocido como «Sin Nombre» llega al palacio portando las armas de los tres asesinos caídos, el rey no tarda en convocarlo. Intrigado por este enigma, Qin ansía escuchar su historia.
«Sin Nombre» se presenta como el único capaz de derrotar a los temibles sicarios, pero su relato no solo revela cómo logró vencer a cada uno de ellos, sino que también desvela los complejos motivos y las profundas reflexiones que acompañaron cada uno de los enfrentamientos. A medida que cuenta su historia, el rey Qin comienza a entender que esta lucha no es simplemente por el poder, sino que también involucra cuestiones de lealtad, sacrificio y la naturaleza del propio poder.