Háblame

En el inquietante universo del cine de terror contemporáneo, surgen historias que no solo buscan provocar miedo, sino también explorar las profundidades emocionales de sus personajes. Este es el caso de la historia de Mia, una adolescente solitaria que encuentra en lo sobrenatural una vía de escape a su dolor y aislamiento. La joven se ve arrastrada por una peligrosa obsesión al descubrir una forma perturbadora de conectarse con el más allá: una mano embalsamada que permite invocar espíritus.

Lo que comienza como un experimento adolescente —una mezcla de curiosidad, desafío y adrenalina— pronto se transforma en una experiencia fuera de control. La mano, al parecer, permite abrir una puerta entre el mundo de los vivos y los muertos, y ofrece un acceso directo a entidades del más allá, algunas inofensivas, otras profundamente siniestras. Para Mia, esta práctica se convierte en una forma de evasión, un refugio emocional que le permite olvidar la soledad que la consume.

Sin embargo, todo cambia radicalmente cuando una de las apariciones espirituales afirma ser su madre fallecida. Conmovida por la posibilidad de reencontrarse con ella, Mia se sumerge aún más en este juego peligroso, sin darse cuenta de que está debilitando los límites entre la vida y la muerte. Pronto, la invocación deja de ser un simple pasatiempo y se convierte en el catalizador de una serie de fenómenos aterradores e incontrolables.