
Mann, una mujer que perdió la vista a la edad de dos años debido a una enfermedad, ha vivido toda su vida sumida en la oscuridad. Sin embargo, después de catorce años de adaptación a su ceguera y de aprender a navegar por el mundo sin depender de su vista, se encuentra frente a una nueva oportunidad: un trasplante de córnea. Este procedimiento, aunque riesgoso, representa para Mann una chance de recobrar lo que perdió tan temprano en su vida y experimentar el mundo de una manera completamente diferente.
A lo largo de su vida, Mann ha enfrentado los desafíos que conlleva vivir sin visión. Ha dependido de su agudo sentido del oído, el tacto y su memoria espacial para desenvolverse en un entorno que, para muchos, es completamente visual. Con el apoyo de su familia, amigos y terapeutas, ha logrado adaptarse a su situación, desarrollando habilidades excepcionales en otras áreas. Sin embargo, el deseo de recuperar la vista nunca ha desaparecido. Siempre ha sido un sueño latente, uno que la impulsó a explorar todas las opciones posibles, incluida la posibilidad de someterse a un trasplante de córnea.
El trasplante de córnea es un procedimiento médico que, en la mayoría de los casos, ayuda a restaurar la visión a personas que sufren de problemas o enfermedades corneales. Aunque el trasplante de córnea es un tratamiento relativamente común en el ámbito de la oftalmología, en el caso de Mann, la operación conlleva riesgos significativos. A lo largo de los años, su ceguera ha generado una adaptación profunda en su cerebro, y existe la posibilidad de que la intervención quirúrgica no tenga éxito o, en el peor de los casos, que cause más complicaciones que beneficios.