
Basada en la autobiografía del corredor de bolsa Jordan Belfort, El lobo de Wall Street narra la meteórica y escandalosa carrera de un joven neoyorquino que, en busca del sueño americano, terminó protagonizando uno de los mayores escándalos financieros de los años 90. Dirigida por Martin Scorsese y protagonizada por Leonardo DiCaprio, la película ofrece una mirada satírica, provocadora y cruda a un mundo donde la codicia no solo era aceptada, sino celebrada.
A mediados de los años 80, Jordan Belfort era un joven ambicioso que ingresó al mundo de las finanzas con la idea de construir una vida próspera. Sin embargo, pronto descubrió que en Wall Street la prioridad no era el bienestar de los clientes, sino la capacidad de generar comisiones. En poco tiempo, Belfort abandonó los principios éticos que lo habían motivado al inicio y fundó su propia firma, Stratton Oakmont, una empresa que rápidamente se convirtió en sinónimo de riqueza, desenfreno y corrupción.
El estilo de vida de Belfort era tan extremo como su éxito financiero. Junto a un grupo de colaboradores leales —su «manada de lobos»—, se sumergió en una rutina marcada por el consumo excesivo de drogas, fiestas lujosas, prostitución y fraudes bursátiles. Lejos de ocultar su conducta, él y sus socios la celebraban abiertamente, despreciando cualquier norma o autoridad que amenazara su estilo de vida.