
En El Increíble Hulk, el aclamado científico Bruce Banner, interpretado por Edward Norton, se encuentra inmerso en una desesperada travesía alrededor del mundo. Su objetivo es claro: encontrar una cura que le permita liberarse de la criatura en la que se transforma cuando pierde el control, el temible Hulk. Esta doble vida lo mantiene en constante huida, perseguido por el ejército estadounidense que lo ve como un arma viviente y potencialmente incontrolable.
La historia se centra en el conflicto interno de Banner, cuya lucha no es solo contra su alter ego verde, sino también contra las emociones que lo desencadenan. La ira, la culpa y el amor forman un triángulo emocional que lo persigue constantemente, especialmente los recuerdos de Betty Ross (Liv Tyler), su antiguo amor y única conexión con la vida que perdió tras su transformación. La nostalgia y la necesidad de respuestas lo obligan a regresar a la civilización, desafiando a sus perseguidores y enfrentándose a las consecuencias de su pasado.
En paralelo, el agente de la KGB Emil Blonsky (Tim Roth), ahora al servicio del ejército estadounidense, se convierte en un elemento clave del conflicto. Obsesionado con igualar el poder de El Increíble Hulk, Blonsky se somete voluntariamente a un tratamiento experimental que expone su cuerpo a una dosis aún más intensa de radiación gamma. El resultado es devastador: se transforma en una abominación, una criatura monstruosa que representa lo peor de la manipulación genética y de la arrogancia humana frente a los límites naturales.