
Cada Nochebuena tiene su propia magia, pero para un niño protagonista de El Expreso Polar, esa noche se convierte en el inicio de una aventura que lo cambiará para siempre. La historia comienza cuando, en medio de la duda sobre si Santa Claus es real, un misterioso tren se detiene frente a su casa. Sin saber muy bien qué esperar, el niño decide subir y emprender un viaje rumbo al Polo Norte.
El tren, llamado El Expreso Polar, no es un tren cualquiera. Es un vehículo mágico que transporta a niños de todo el mundo hacia un lugar donde la Navidad cobra vida. Durante el trayecto, el protagonista no solo recorre kilómetros de nieve y paisajes invernales, sino que también comienza un viaje interno de autodescubrimiento. A bordo del tren conoce a otros niños, cada uno con sus propias dudas, miedos y esperanzas. Con ellos aprenderá el valor de la amistad verdadera, esa que nace en los momentos difíciles y se fortalece con la confianza y la empatía.
Uno de los aspectos más poderosos de la historia es el desarrollo de la valentía del personaje principal. A lo largo del recorrido, el niño se enfrenta a decisiones importantes, atraviesa situaciones peligrosas y debe confiar en sí mismo aun cuando todo parece incierto. Es en estas pruebas donde descubre que ser valiente no significa no tener miedo, sino avanzar a pesar de él.