En 1952, Ernesto «Che» Guevara, un joven estudiante de medicina de 23 años, emprendió un viaje que marcaría un hito en su vida. Acompañado por su amigo Alberto Granado, un bioquímico de 29 años, ambos decidieron recorrer América del Sur en una motocicleta Norton de 500 cc, que, a pesar de estar en malas condiciones, se convirtió en su fiel compañera de viaje. Su objetivo era explorar el vasto continente latinoamericano, descubrir su geografía y, sobre todo, conocer de cerca las complejidades sociales y humanas de los países que visitarían.
La historia comienza en Buenos Aires, donde ambos amigos, ansiosos por dejar atrás su entorno habitual y sumidos en un espíritu de aventura, se lanzan a la carretera sin un destino fijo, pero con el deseo de vivir una experiencia transformadora. A través de los ojos de Ernesto, un joven estudiante de medicina especializado en lepra, y Alberto, quien también está en busca de una mayor comprensión del continente, se nos presenta una visión idealista y romántica del viaje.
Este recorrido, que originalmente parecía una simple travesía de descubrimiento personal, pronto se convierte en una exploración profunda de las desigualdades sociales, económicas y políticas que aquejan a América Latina. A medida que avanzan, se enfrentan a realidades crudas: hospitales rurales con recursos escasos, comunidades empobrecidas que sufren las consecuencias de un sistema de salud deficiente, y trabajadores explotados que luchan por sobrevivir. Cada encuentro con personas de diferentes países les permite comprender más a fondo la miseria y la injusticia que caracteriza a gran parte del continente.
El viaje no solo tiene un impacto sobre ellos como individuos, sino que también marca el comienzo de un despertar en la conciencia política de Ernesto. Lo que comenzó como una experiencia de exploración personal, se transforma en un proceso de reflexión sobre la necesidad de un cambio profundo en la estructura social y política de América Latina. A lo largo del camino, el «Che» va moldeando sus ideas y convicciones que más tarde serían clave en su lucha revolucionaria.
La motocicleta, que al principio parecía un mero medio de transporte, se convierte en un símbolo de la juventud, el idealismo y la rebeldía de dos jóvenes que, aunque aún inmaduros en ciertos aspectos, estaban dispuestos a desafiar las convenciones de la sociedad de su tiempo. El viaje en sí, una experiencia llena de peripecias y obstáculos, refleja la dificultad inherente a la transformación personal y social que ambos jóvenes experimentan.
El relato de este viaje es un testimonio de la fraternidad entre dos amigos que compartieron no solo las largas horas de carretera, sino también las conversaciones profundas sobre la situación social y política que marcarían el futuro de Guevara. A través de su viaje, se visibilizan las primeras semillas de la lucha por la justicia social que definirían la vida de Ernesto Guevara en los años venideros.
En resumen, el viaje de Guevara y Granado a través de América del Sur fue mucho más que una aventura juvenil. Fue un proceso de descubrimiento, tanto personal como colectivo, que expuso las realidades de un continente sumido en la pobreza y la desigualdad, pero también lleno de esperanza y resistencia. Este viaje se convirtió en una experiencia fundacional para la vida del futuro guerrillero, cuyas ideas cambiarían el rumbo de la historia de América Latina.