
En un futuro no muy lejano, las cárceles se han convertido en centros de encarcelamiento masivo, donde los reclusos son tratados como simples mercancías. En este contexto, surge una macabra forma de entretenimiento que mezcla el sufrimiento humano con el deseo insaciable de violencia que consume a la audiencia global. La penitenciaría de Terminal Island se convierte en el escenario de una competencia mortal: Death Race. Este perverso evento tiene como base un cruel pasatiempo, en el que prisioneros deben enfrentarse en carreras de alta velocidad, luchando por su vida mientras los espectadores observan desde sus pantallas, ávidos de sangre y destrucción.
El protagonista de esta historia es Jensen Ames, un hombre marcado por su pasado. Tricampeón de velocidad en su vida anterior, antes de que su existencia se viera truncada por un crimen que no cometió. Tras haber pagado su condena y haber intentado rehacer su vida en un país devastado por el caos, se ve nuevamente arrastrado a un destino oscuro. Sin embargo, el sistema penal no le da tregua, y es acusado injustamente de un asesinato brutal. En una jugada maquiavélica, la directora de la prisión, una mujer implacable, le ofrece una única alternativa: participar en Death Race o pudrirse en una celda, condenado a pasar el resto de su vida tras las rejas.
Ames se ve obligado a ponerse la máscara de Frankenstein, un icono del evento y uno de los favoritos del público, cuya imbatibilidad le ha asegurado una cierta fama entre los prisioneros y espectadores. Con el rostro oculto tras el metal frío de la máscara, Jensen debe enfrentarse a los peores criminales de las cárceles del país, algunos de ellos auténticos monstruos de la criminalidad. Durante tres días, tendrá que luchar por su supervivencia en una carrera mortal que no solo pondrá a prueba sus habilidades al volante, sino también su fortaleza mental y su instinto de supervivencia.