Jungo es un joven de 18 años que ha crecido en un hogar marcado por la distancia emocional y la incomunicación. Su relación con su madre ha sido siempre difícil, caracterizada por discusiones constantes y una falta de entendimiento mutuo. Aunque vive bajo el mismo techo, Jungo se siente como un extraño en su propia casa, sin un verdadero vínculo emocional con su madre. Su padre, por otro lado, es poco más que una figura distante en su vida. Jungo solo lo conoce a través de los pagos mensuales que recibe, un recordatorio silencioso de su existencia, pero sin ningún contacto real o relación significativa.
La vida de Jungo da un giro inesperado cuando su madre le presenta a su nuevo novio. Este hombre, un extraño para Jungo, se convierte rápidamente en una fuente de incomodidad y tensión en el hogar. La presencia de este nuevo miembro en su vida solo acentúa el sentimiento de alienación que Jungo ya experimentaba, y la situación se vuelve insostenible. Enfrentado a una dinámica familiar que lo hace sentir más solo que nunca, Jungo toma una decisión radical: abandonar la casa en busca de algo más significativo.
Decidido a encontrar respuestas y reconectar con una parte de sí mismo que siempre ha estado ausente, Jungo se embarca en una búsqueda para localizar a su padre biológico. La idea de encontrar a este hombre que, hasta ahora, ha sido una figura casi mitológica en su vida, lo impulsa a dejar todo atrás. Sin embargo, esta búsqueda no es solo por curiosidad, sino también un intento desesperado por encontrar un lugar al que pertenezca y una figura paterna que le brinde el apoyo y la comprensión que nunca ha tenido.
El viaje de Jungo está lleno de incertidumbre. No sabe qué esperar ni si su padre estará dispuesto a recibirlo. A medida que avanza, enfrenta desafíos que ponen a prueba su determinación y su capacidad para enfrentarse a las verdades difíciles sobre su familia y sobre sí mismo. El camino hacia su padre se convierte en un proceso de autodescubrimiento, donde Jungo comienza a cuestionar no solo la ausencia de su padre, sino también las razones detrás de la separación de sus padres y cómo eso ha moldeado su vida.
A lo largo de su viaje, Jungo se encuentra con personas que le ofrecen perspectivas diferentes sobre la vida y las relaciones familiares. Estas interacciones lo ayudan a reflexionar sobre su propio comportamiento y las decisiones que ha tomado. La búsqueda de su padre se convierte en algo más profundo: un viaje hacia la comprensión de su identidad y del papel que quiere desempeñar en su propia vida.
Cuando finalmente encuentra a su padre, Jungo se enfrenta a una realidad que es muy diferente a la que había imaginado. El hombre que ha estado idealizando durante años resulta ser complejo, con sus propias fallas y arrepentimientos. Este encuentro obliga a Jungo a replantearse sus expectativas y a encontrar un nuevo sentido de pertenencia, no basado en lazos de sangre, sino en las conexiones que elige construir a partir de ahora.
La historia de Jungo es un relato conmovedor sobre la búsqueda de identidad, la complejidad de las relaciones familiares y el deseo universal de ser aceptado y comprendido.