
Lo que comenzó como una serie de crímenes aislados pronto se convierte en una pesadilla para una pequeña ciudad del sur estadounidense. Un asesino en serie implacable y meticuloso siembra el miedo entre los habitantes, dejando a su paso una cadena de cadáveres y un creciente sentimiento de paranoia colectiva. Nadie está a salvo. En una comunidad donde todos se conocen, el miedo se vuelve aún más asfixiante, porque cualquiera podría ser el próximo objetivo… o el propio asesino.
Lo que hace que esta historia destaque entre otras de su género no es solo la brutalidad de los crímenes, sino el modo en que la investigación saca a la luz las fisuras internas de la comunidad. Las sospechas no tardan en caer incluso sobre las propias autoridades. La confianza en el sistema judicial local comienza a resquebrajarse cuando se revela que algunos de los agentes encargados de proteger a la ciudadanía podrían tener sus propios secretos oscuros. La línea entre víctima y verdugo se vuelve borrosa, y el espectador es arrastrado a una espiral de incertidumbre donde nada es lo que parece.
En el centro de este caos se encuentra el jefe de detectives, un hombre que carga con el peso de un pasado traumático que nunca logró dejar atrás. Mientras intenta mantenerse firme frente a la creciente presión pública y la complejidad del caso, los fantasmas de sus propios errores comienzan a perseguirlo con fuerza renovada. La investigación del asesino se convierte también en un viaje introspectivo, donde el detective se ve forzado a enfrentarse no solo al mal que habita fuera, sino también al que lleva dentro.