
La adolescencia es una etapa compleja donde cada aspecto de la vida parece convertirse en un campo minado. Ropa, música, amistades… todo puede desencadenar una explosión de drama con el más mínimo paso en falso. En este escenario se mueve Lola Cep, una adolescente con una gran personalidad y aún más grandes sueños, que se enfrenta al reto de reconstruir su mundo tras un cambio radical: dejar su amada ciudad de Nueva York para mudarse a un suburbio en las afueras de New Jersey.
Para Lola, este traslado no es simplemente un cambio de dirección, sino la pérdida de todo aquello que define su identidad. La gran ciudad le ofrecía inspiración, diversidad, y una sensación de pertenencia que ahora se ve reemplazada por lo que ella percibe como un «desierto cultural». La transición a esta nueva vida no solo implica adaptarse a un entorno completamente diferente, sino también lidiar con la sensación de haber sido arrancada de todo lo que valora.
En su nuevo colegio, Lola no tarda en descubrir que la vida escolar tiene sus propias jerarquías y tensiones. Hacer amigos se convierte en una tarea difícil y, como si eso no fuera suficiente, pronto se topa con una rival que parece estar decidida a hacerle la vida aún más complicada. Sin embargo, pese a los obstáculos, Lola se aferra con fuerza a su espíritu creativo y su determinación.