
Tras la muerte de Charras, líder de la unidad de estupefacientes, Lino y Julia se encargan de tomar el mando de esta división crucial de la policía. La partida de Charras, un hombre de gran experiencia y determinación en la lucha contra el narcotráfico, deja una gran vacante, y es en ese momento cuando Lino se ve obligado a asumir un papel de liderazgo que nunca buscó, pero que la situación exige.
El dolor por la muerte de su hermano y mentor se convierte en la principal motivación de Lino. Decidido a vengar a Charras, emprende una imparable cacería contra los responsables de su muerte, convencido de que la única forma de hacer justicia es eliminando a aquellos que causaron su sufrimiento. La ambición de Lino por encontrar a los culpables lo lleva a tomar decisiones cada vez más arriesgadas, sin importar las consecuencias, ni los límites que debe cruzar.
Julia, por su parte, se convierte en su mano derecha. Con una visión estratégica y un enfoque más analítico, ella complementa perfectamente el ímpetu de Lino, equilibrando la fuerza con la reflexión. Juntos, intentan seguir con el legado de Charras, aunque el desafío que enfrentan es aún mayor. La violencia, la corrupción y la infiltración de los carteles de drogas complican aún más su misión, pero la determinación de Lino no conoce barreras.
A medida que avanza la investigación, se revela una red más compleja de lo que Lino había imaginado, donde los enemigos no solo son los criminales de la calle, sino también aquellos que se esconden detrás de las instituciones y el poder. En su búsqueda de justicia, Lino se enfrenta no solo a la crueldad de los narcotraficantes, sino también a sus propios límites emocionales y psicológicos, que lo arrastran hacia un abismo de obsesión y venganza.