La vida de Lucas Nickle, un niño de 10 años, no es nada fácil. Tras mudarse recientemente a una nueva ciudad, se siente fuera de lugar y aislado, incapaz de hacer nuevos amigos. En casa, las cosas no son mejores: su hermana mayor, Tiffany, parece haber hecho de molestarlo su pasatiempo favorito, y sus padres están demasiado ocupados planificando un viaje de aniversario a Puerto Vallarta como para prestarle atención.
Para añadir un toque peculiar a esta dinámica familiar, está la abuela de Lucas, cariñosa pero excéntrica, que dedica sus días a leer tabloides sensacionalistas y prepararse para una supuesta invasión extraterrestre. Sin embargo, el verdadero problema de Lucas no está dentro de su casa, sino en el vecindario: Steve, el matón local, que no pierde oportunidad de intimidarlo.
Con tanta presión encima, Lucas encuentra una salida poco convencional para su frustración. Su blanco: los pequeños montículos de tierra construidos por las hormigas en el jardín. Con un par de pisotones, la manguera y sus propias manos, se desquita con esos pequeños habitantes, sin imaginar que sus actos podrían tener consecuencias más allá de lo que alcanza a comprender.
Lo que Lucas no sabe es que esos pequeños montículos que destruye son más que simples montones de tierra: representan todo un mundo organizado y lleno de vida. Este hábito suyo no pasará desapercibido y lo llevará a una inesperada aventura donde aprenderá grandes lecciones sobre el respeto, la empatía y la importancia de considerar las consecuencias de nuestras acciones, por pequeñas que sean.