007: El mañana nunca muere

En el mundo de los grandes negocios y la política internacional, el poder a menudo se juega en escenarios inesperados. Este es el caso de Elliot Carver, un magnate de los medios de comunicación cuya ambición no conoce límites. Carver está a punto de lograr el sueño de cualquier empresario en la era moderna: conquistar el mercado de China con los derechos exclusivos de publicación en el país. Sin embargo, su deseo de expandir su imperio global lo lleva a tramar un plan tan audaz como peligroso.

Para conseguir su objetivo, Carver diseña una maquiavélica estrategia que podría desencadenar un conflicto bélico entre dos grandes potencias: Gran Bretaña y China. El plan consiste en hundir un buque de guerra inglés en aguas chinas, un acto que busca sembrar la desconfianza y el caos entre ambas naciones. De este modo, Carver espera que la tensión generada facilite la apertura de las puertas del mercado chino para su conglomerado mediático.

En medio de este escenario de intrigas y riesgo internacional, aparece la figura icónica de James Bond, el agente secreto más famoso de Gran Bretaña. Bond es asignado para investigar el incidente y descubrir quién está detrás del hundimiento del buque. La misión se convierte en una carrera contrarreloj, donde cada segundo cuenta para evitar que la situación escale hasta una guerra total.