Judith Flores (Gabriela Andrada) lleva una vida que muchos podrían considerar ideal. Tiene un trabajo que le apasiona, un grupo de amigos leales y un padre que la apoya incondicionalmente. Su vida, aunque tranquila y predecible, es justamente lo que ella siempre había deseado. Sin embargo, todo cambia el día que conoce a Eric Zimmerman (Mario Ermito), el dueño de la empresa en la que trabaja. Este encuentro marcará el inicio de una transformación radical en su existencia.
Eric es un hombre exitoso, carismático y poderoso. Su presencia en la vida de Judith, inicialmente profesional, rápidamente se convierte en algo mucho más intenso y complicado. A medida que ambos se relacionan más, la atracción y la conexión entre ellos se vuelven innegables. Lo que parecía ser una relación de trabajo se transforma en algo más personal, con una carga emocional que Judith no estaba preparada para manejar.
La influencia de Eric en Judith va más allá de lo profesional. A medida que su relación se intensifica, Judith comienza a cuestionar sus propias prioridades y valores. Sus amistades, que siempre habían sido un pilar importante en su vida, empiezan a verse afectadas por su vínculo con Eric. Lo que antes era un equilibrio perfecto se empieza a desmoronar. Judith se siente atrapada entre la fascinación que siente por él y la necesidad de mantener su independencia y su bienestar emocional.
A medida que se adentra más en el mundo de Eric, Judith descubre que él no es lo que parece. Detrás de su fachada de éxito y control, guarda secretos oscuros que poco a poco salen a la luz. Esta revelación cambiará por completo la manera en que Judith ve su relación con él y pondrá en duda todo lo que ha construido hasta ese momento.
