Jean Grey, una de las mutantes más poderosas de los X-Men, comienza a desarrollar habilidades psíquicas que van más allá de su control. Su poder crece a niveles sorprendentes, pero a medida que se intensifica, también lo hace su conexión con el Fénix, una fuerza cósmica antigua y destructiva. Este poder, que inicialmente parece ser una bendición, pronto se convierte en una maldición, transformando a Jean en el Fénix Oscuro.
El Fénix Oscuro es una entidad que consume todo a su paso, y su influencia empieza a corromper el carácter de Jean, llevándola a tomar decisiones cada vez más peligrosas y erráticas. Mientras la joven mutante se ve envuelta en esta transformación, el resto de los X-Men observa con creciente preocupación cómo su amiga y aliada se convierte en una amenaza que podría destruir el mundo. La línea entre la Jean que todos conocen y el X-Men: Dark Phoenix se difumina rápidamente.
Ante esta situación, los X-Men se enfrentan a una decisión desgarradora: ¿deben intentar salvar a Jean, aunque el peligro que representa para la humanidad sea abrumador, o deben hacer lo necesario para detenerla antes de que cause una catástrofe irreparable? La tensión se incrementa cuando el equipo se ve dividido, algunos luchando por preservar la vida de su amiga, mientras otros creen que el bienestar de toda la humanidad debe prevalecer.
El poder de Jean, ahora descontrolado, le permite realizar hazañas imposibles, desde alterar la realidad hasta destruir planetas enteros. Sin embargo, dentro de su nueva forma como Fénix Oscuro, permanece un vestigio de su humanidad, un conflicto interno que la atormenta. Esto hace que la decisión de los X-Men sea aún más compleja, pues no solo deben enfrentarse a la amenaza del X-Men: Dark Phoenix , sino también al dolor de perder a una de las suyas.