
En una ciudad conocida por su tranquilidad y bajo índice de criminalidad, una serie de asesinatos brutales comienza a romper la aparente calma. Pero estos no son crímenes comunes. Las escenas del crimen parecen sacadas de una pesadilla: símbolos arcanos grabados en las paredes, cuerpos posicionados con inquietante precisión y una atmósfera que sugiere algo más allá de lo humano. Pronto, la policía local se ve sobrepasada y dos detectives, con métodos y visiones del mundo muy distintos, son asignados al caso.
A medida que los detectives profundizan en la investigación, descubren que todos los crímenes están conectados por un patrón extraño: un juego. Pero no se trata de un simple pasatiempo macabro, sino de algo mucho más antiguo y oscuro. Lo que parecía una teoría sin fundamento va tomando forma a medida que surgen pruebas que desafían la lógica y la ciencia. Este “juego” parece tener reglas propias y un propósito que solo algunos comprenden.
Lo más inquietante es que este mito urbano, que hasta hace poco no era más que una leyenda entre adolescentes, guarda una conexión directa con la historia personal de uno de los detectives. Secretos del pasado, enterrados durante años, comienzan a emerger a medida que el juego se desarrolla. La investigación se transforma entonces en algo más personal, una carrera contra el tiempo no solo para detener al asesino, sino también para enfrentar los fantasmas que se creían olvidados.