
En un pequeño campus universitario de la Costa Este de Estados Unidos, la llegada de un nuevo profesor de filosofía despierta de inmediato el interés, el escándalo y la atracción. Abe Lucas, interpretado por un personaje cargado de contradicciones, arrastra consigo una reputación que lo precede: mujeriego, alcohólico y profundamente atormentado, se presenta ante la comunidad académica como un intelectual brillante pero emocionalmente roto. Su fama lo convierte en un objeto de fascinación inmediata, tanto para colegas como para estudiantes.
Entre quienes caen bajo su hechizo está una profesora casada, emocionalmente inestable, que no duda en perseguirlo con descaro, ignorando las convenciones y límites profesionales. Pero es Jill, una joven y prometedora estudiante, quien representa el centro emocional del relato. A pesar de tener un novio de su misma edad, su atracción por Abe trasciende la admiración académica y se transforma en una obsesión que pone en peligro su estabilidad emocional y su relación personal.
Sin embargo, Abe, inmerso en un profundo desencanto existencial, parece incapaz de conectar con nadie. Sus clases están marcadas por un cinismo implacable y su vida diaria transcurre entre la apatía y la bebida. Su mundo carece de sentido, y ni siquiera la atención de dos mujeres dispuestas a todo por él logra rescatarlo de su letargo emocional. La filosofía que enseña, en lugar de ser una guía para la vida, es el reflejo de su desesperanza.