
En un mundo cada vez más marcado por la incertidumbre y el desencanto, una historia surge para recordarnos que el futuro aún puede ser un lugar de esperanza, innovación y maravilla. Tomorrowland nos presenta a dos personajes de mundos completamente distintos, pero unidos por un destino común: la búsqueda de un lugar que trasciende el tiempo y el espacio, un sitio envuelto en misterio que permanece vivo únicamente en la memoria colectiva como un mito, una leyenda: Tomorrowland.
Por un lado, tenemos a Casey Newton, una adolescente brillante, optimista y llena de curiosidad científica. Casey representa a una nueva generación que aún cree en el poder de la imaginación y la tecnología como herramientas para cambiar el mundo. Su deseo por entender cómo funciona el universo la impulsa a cuestionar lo establecido y a buscar respuestas más allá de lo evidente. Su energía y esperanza son contagiosas, y su aparición no es una coincidencia, sino la chispa que enciende una aventura extraordinaria.
En el otro extremo se encuentra Frank Walker, un ex niño prodigio convertido en inventor hastiado y desencantado por las promesas incumplidas del progreso. En su juventud, Frank creyó firmemente en un futuro brillante, pero el paso del tiempo y las decepciones del mundo real lo convirtieron en un hombre solitario, encerrado en su amargura. Sin embargo, el encuentro con Casey reaviva algo que creía perdido: la posibilidad de que aún haya esperanza.