
A veces, los errores más simples pueden desencadenar las aventuras más extraordinarias. Eso le ocurre a Tom, un padre que, sin querer, convierte un regalo fallido en el punto de partida de una historia entrañable y divertida. Para el octavo cumpleaños de su hijo Gaby, Tom quiere sorprenderlo con un libro especial. Pero cuando llega el momento de entregarlo, descubre demasiado tarde que el libro está completamente en blanco. Sin palabras, sin dibujos, sin historia.
La decepción de Gaby es inmediata. ¿Cómo decirle a un niño que su regalo no era lo que esperaba? Para no desilusionarlo más, Tom recurre a un acto desesperado pero ingenioso: le asegura que el libro es mágico, y que cualquier cosa que Gaby escriba en él se volverá realidad. Lo que comienza como una pequeña mentira para salvar el momento, se transforma rápidamente en un torbellino de imaginación desbordada.
Gaby, emocionado por la idea de tener un libro mágico entre sus manos, empieza a escribir sus deseos. Y, como cualquier niño con ocho años y una mente creativa, no se limita: cada sueño es más alocado que el anterior. Lo sorprendente no es lo que escribe, sino lo que Tom está dispuesto a hacer para cumplirlos. Sin poderes mágicos, pero con mucho amor y una buena dosis de locura, este padre se lanza a cumplir cada petición de su hijo.