
La tranquila pero excéntrica comunidad de South Park se ve sacudida por la llegada de una nueva ola de medicamentos para bajar de peso, lo que provoca una revolución tanto física como social entre sus residentes. Lo que comienza como una tendencia médica rápidamente se convierte en un fenómeno cultural, afectando no solo la salud de los habitantes, sino también sus relaciones personales, autoestima y dinámicas comunitarias.
A medida que los fármacos se hacen populares, cada vez más ciudadanos recurren a ellos en busca de una solución rápida y efectiva para bajar de peso. Lo que en principio parece una ayuda positiva para mejorar el bienestar personal pronto revela consecuencias inesperadas. El entusiasmo inicial se transforma en obsesión, y la población comienza a dividirse entre quienes tienen acceso a los medicamentos y quienes no pueden costearlos o rechazan su uso por motivos éticos o de salud.
En el centro de este alboroto están los niños de South Park, quienes observan con asombro —y en muchos casos con envidia— cómo los adultos y adolescentes a su alrededor cambian drásticamente su aspecto físico y su comportamiento. Algunos intentan conseguir los medicamentos por su cuenta, mientras otros cuestionan la superficialidad de la obsesión colectiva por la imagen corporal.