
En el Japón de la era Meiji, cuando el país comenzaba a dejar atrás siglos de guerras y samuráis, un hombre camina por un sendero solitario, cargando no solo una katana, sino también un pasado lleno de sangre. Ese hombre es Kenshin Himura, un antiguo asesino conocido como Battōsai, cuya historia de redención se narra en Rurouni Kenshin, la adaptación cinematográfica del aclamado manga de Nobuhiro Watsuki.
Takeru Sato interpreta a Kenshin, un espadachín legendario que en su juventud luchó para derrocar al shogunato al servicio del grupo revolucionario Ishin Shishi. Su destreza con la espada y su frialdad para matar lo convirtieron en una figura temida. Sin embargo, tras el fin del conflicto y el establecimiento del nuevo gobierno, Kenshin toma una decisión que marcará el resto de su vida: abandonar el camino del asesino y jamás volver a quitar una vida.
Diez años después, en 1878, Kenshin ha dejado atrás la identidad de Battōsai y se ha convertido en un vagabundo errante. Viaja por el país con una espada de filo invertido, símbolo de su promesa de no matar, ayudando a quienes lo necesitan como forma de expiar sus pecados. Su camino lo lleva hasta Tokio, donde conoce a Kaoru Kamiya, una joven que dirige un dojo de kendo. Kaoru, al descubrir quién es realmente, elige ofrecerle refugio en lugar de rechazarlo, dándole un nuevo lugar donde empezar.
Sin embargo, la paz que Kenshin ha intentado construir se ve amenazada cuando su pasado vuelve a alcanzarlo. Viejos enemigos, aún marcados por las cicatrices de la guerra, buscan vengarse del hombre que una vez sembró el terror en el campo de batalla. Kenshin deberá enfrentar nuevamente la violencia, pero sin traicionar su juramento.