
Long es un conductor que trabaja en el sur de California, acostumbrado a recorrer las extensas avenidas de Los Ángeles y sus alrededores. La noche es su horario habitual; ahí, entre semáforos y faros encendidos, encuentra su sustento llevando a desconocidos de un punto a otro. Pero una noche, lo que parecía otro viaje rutinario cambió su vida por completo.
Todo comenzó con una llamada más. Long aceptó el servicio sin saber que estaba a punto de ser arrastrado a una peligrosa situación. Al llegar al punto de recogida, se encontró con tres hombres: uno de ellos, Tây, parecía liderar al grupo. Subieron al vehículo con premura y una actitud que, aunque inicialmente inquietante, no parecía fuera de lo común para las altas horas de la noche.
Pero apenas el auto se puso en marcha, la verdad salió a la luz. Los tres pasajeros no eran clientes comunes. Eran prófugos, recién escapados de una cárcel del Condado de Orange. Armados y decididos, tomaron a Long como rehén, obligándolo a participar en su huida a punta de pistola.
A partir de ese momento, el trayecto se transformó en una pesadilla. Long quedó atrapado entre la obligación de obedecer para mantenerse con vida y el miedo constante de convertirse en una víctima más de una fuga desesperada. Durante horas, fue testigo involuntario del nerviosismo, la tensión y la paranoia de los fugitivos. Cada decisión que tomaban parecía más arriesgada que la anterior, y cualquier error podía desencadenar consecuencias fatales.