
En un mundo dominado por el poder corporativo y la manipulación tecnológica, Possessor nos sumerge en una perturbadora exploración de identidad, control y violencia. La protagonista, Tasya Vos (interpretada magistralmente por Andrea Riseborough), es una agente de élite que trabaja para una organización secreta especializada en asesinatos a través del uso de implantes cerebrales. Esta tecnología avanzada le permite infiltrarse en los cuerpos de personas comunes, utilizándolos como marionetas para ejecutar asesinatos por encargo. Las víctimas suelen ser figuras clave que, eliminadas estratégicamente, benefician los intereses de poderosos líderes empresariales.
Vos ha perfeccionado su técnica a lo largo del tiempo, aunque no sin consecuencias. El proceso de inhabitar otras mentes la ha llevado a perder lentamente su sentido de identidad, desconectándola de su vida real y de sus emociones. Cada nuevo encargo representa una lucha interna más intensa, una línea cada vez más borrosa entre su voluntad y la de sus huéspedes temporales.
En una de sus operaciones rutinarias, Tasya se introduce en la mente de Colin Abbot, un hombre vinculado sentimentalmente con la hija de un poderoso magnate. El objetivo parece claro: ejecutar al empresario y luego permitir que el huésped se suicide, eliminando cualquier vínculo con la organización. Sin embargo, algo sale mal. Durante el proceso de control mental, Tasya descubre que Abbot posee una resistencia psicológica inusual. Su conciencia no solo sobrevive al intento de supresión, sino que comienza a luchar por el control del cuerpo y la mente.