
Una década después de su última aparición, el icónico villano de las pesadillas vuelve a causar estragos en el pequeño pueblo de Springwood. Freddy Krueger, el asesino de los sueños con su característica garra afilada y su sombrero ajado, regresa con una nueva y siniestra estrategia para continuar su reinado de terror: usar a un joven amnésico como peón en su juego macabro.
La historia se sitúa en un contexto desolador. Springwood ha quedado prácticamente desierto; los adolescentes han desaparecido y los adultos que aún permanecen allí están marcados por la paranoia y el dolor. En este escenario, un joven sin recuerdos de su identidad llega al lugar, aparentemente guiado por fuerzas invisibles. No tarda en convertirse en la pieza central de un plan urdido por Freddy para recobrar su poder, que ha disminuido por la falta de víctimas jóvenes que alimenten su existencia onírica.
A medida que el joven intenta reconstruir su pasado, se convierte sin saberlo en el medio a través del cual Freddy puede volver a acceder al mundo real. Pero este regreso no es solo para matar: hay una motivación más personal detrás del resurgimiento del monstruo. Freddy busca a su hija, una figura clave que podría ser tanto su perdición como su salvación. Este elemento añade una capa inesperada de profundidad al personaje, humanizándolo mínimamente sin restarle su esencia aterradora.