
En el vasto universo del cine de acción, los antihéroes siempre han tenido un lugar privilegiado, y pocos personajes encajan tan bien en esta categoría como Parker, un ladrón profesional con un código ético propio y muy estricto: nunca roba a quienes no pueden permitírselo. Para él, el crimen tiene límites morales claros, y eso lo distingue del resto. No se trata simplemente de un delincuente en busca de riqueza, sino de alguien que, a su manera, sigue principios férreos que guían cada uno de sus golpes.
La historia comienza con una operación aparentemente exitosa. Parker, junto a un equipo de criminales, ejecuta un robo millonario. Sin embargo, la traición no tarda en aparecer. Sus compañeros, cegados por la codicia, deciden eliminarlo para no compartir el botín. Dado por muerto y dejado atrás, Parker sobrevive contra todo pronóstico. Pero no es un hombre que olvide ni que perdone fácilmente.
Motivado por la traición y movido por un deseo de justicia personal, Parker decide planear su venganza. Para ello, adopta una nueva identidad y se traslada al lujoso mundo de Palm Beach, donde sus antiguos socios planean su próximo gran atraco. Allí, se cruza con una mujer inteligente y decidida que se convierte en su inesperada aliada. Juntos, diseñan una estrategia meticulosa no solo para recuperar el dinero robado, sino para asegurarse de que cada uno de los traidores pague por lo que hizo.