Un niño lleno de imaginación se ve atrapado en un viaje nocturno cargado de aventuras, que lo llevará a enfrentar sus miedos más profundos. Acompañado de un ser tan sorprendente como enigmático, su nueva amistad con una criatura gigante llamada Oscuridad se convierte en el punto de partida de una experiencia transformadora. Oscuridad, a pesar de su nombre, no es un monstruo que inspire terror, sino una figura sonriente y amigable que se convierte en el guía del niño en este viaje fuera de lo común.
A medida que la noche avanza, el niño, inicialmente reticente y asustado, comienza a descubrir que no todo lo que parece oscuro es peligroso. Oscuridad no es solo una figura física, sino una representación simbólica de las sombras internas que todos tenemos: esos temores, dudas y preocupaciones que, al ser enfrentados, revelan su verdadera naturaleza. A través de esta figura enigmática, el niño aprende a navegar en un mundo donde lo desconocido deja de ser aterrador y se convierte en una oportunidad para crecer.
El viaje no es solo físico, sino también emocional y psicológico. El niño se enfrenta a sus propios temores, desde la oscuridad de su habitación hasta los miedos más profundos que pueden acechar en su interior. Oscuridad lo acompaña, brindándole consuelo y comprensión, ayudándolo a desmantelar las sombras que, al principio, parecían insuperables. A lo largo del recorrido, el niño no solo aprende a conocer mejor el mundo que lo rodea, sino también a sí mismo.