
En el agitado y muchas veces desconcertante mundo universitario, la soledad puede parecer una compañera inevitable. Para Tracy, interpretada por Lola Kirke, este sentimiento es una constante. Joven, introvertida y carente de conexiones significativas, Tracy inicia su primer año de universidad en Nueva York con más incertidumbres que certezas. Su sueño de convertirse en escritora se enfrenta a una realidad que no parece ofrecer inspiración ni compañía. Pero todo cambia con la llegada de Brooke, encarnada por Greta Gerwig, una mujer carismática, impetuosa y de espíritu libre que irrumpe en su vida sin previo aviso.
Brooke no es solo una figura excéntrica que aparece en el momento justo: está a punto de convertirse en su hermanastra, ya que la madre de Tracy y el padre de Brooke planean casarse. Este vínculo familiar en potencia será el punto de partida para una relación inesperada que trastoca por completo el mundo de Tracy. Brooke, que ronda los treinta años, vive al límite entre la adultez y la juventud eterna. Emprendedora, soñadora y caótica, encarna todo lo que Tracy no es, y a la vez, todo lo que secretamente anhela explorar.
Lo que comienza como una relación incómoda se transforma poco a poco en una intensa conexión emocional. Tracy, fascinada por la vitalidad de Brooke, encuentra en ella una musa, una mentora, y una figura casi mítica que le abre las puertas a una versión de la vida más vibrante y sin restricciones. A través de las andanzas compartidas y los diálogos chispeantes, Tracy empieza a descubrir su propia voz creativa y su lugar en el mundo.