Mal de ojo

En muchas culturas, las supersticiones y creencias en la reencarnación son parte de la vida cotidiana. Para algunas personas, estas creencias pueden ser meras anécdotas, mientras que para otras pueden convertirse en verdades inquebrantables que rigen sus decisiones y emociones. Este es el caso de Mariana, una madre que ve su mundo tambalearse cuando su hija le presenta a su nuevo novio.

Desde el primer momento en que Mariana conoce a Andrés, el joven que ha conquistado el corazón de su hija, siente una inquietud difícil de explicar. Hay algo en él, en su mirada, en sus gestos, que despierta en ella un miedo que creía enterrado. Con el paso de los días, esa sensación se convierte en una certeza aterradora: Andrés es la reencarnación de un hombre que intentó matarla hace tres décadas.

A medida que la relación entre su hija y Andrés se vuelve más seria, la angustia de Mariana aumenta. Los recuerdos de aquella noche fatídica de hace treinta años resurgen con más intensidad. El atacante que la acechó en su juventud tenía los mismos ojos, la misma sonrisa, incluso el mismo tono de voz que el joven que hoy enamora a su hija. ¿Es posible que el destino la haya puesto nuevamente en peligro? ¿O es solo su mente jugándole una mala pasada?

Desesperada, Mariana intenta advertir a su hija, pero su preocupación es recibida con incredulidad. “Mamá, estás viendo cosas donde no las hay”, le responde la joven con exasperación. Sin embargo, Mariana no puede ignorar lo que siente y decide buscar pruebas que respalden su temor. Se sumerge en libros sobre reencarnación, consulta a videntes, revisa registros del pasado. Cada pieza que encuentra parece confirmar su teoría.

Lo que sigue es una lucha entre la lógica y la superstición, entre el amor maternal y la posibilidad de estar equivocada. ¿Está Mariana atrapada en un ciclo de miedo irracional, o realmente el destino ha traído de vuelta a su verdugo? Conforme los días avanzan, los eventos inexplicables comienzan a acumularse, y la frontera entre la realidad y la paranoia se vuelve cada vez más difusa