
En un futuro lejano, mucho después de que la humanidad haya desaparecido, dos vestigios tecnológicos continúan existiendo en el vasto y silencioso planeta Tierra: una boya flotante y un satélite orbitando a la deriva. Sin saberlo, estas dos máquinas, olvidadas por el tiempo, establecen una conexión a través de una red digital residual, dando inicio a una historia que atraviesa miles de millones de años.
Lo que podría parecer al principio un simple intercambio de datos pronto se convierte en una exploración profunda y emotiva. La boya y el satélite comienzan a compartir información sobre la antigua vida en la Tierra, aprendiendo sobre los paisajes, las criaturas, y especialmente sobre los seres humanos que alguna vez habitaron el planeta. Pero no se trata solo de hechos y cifras: a través de esta comunicación, ambos artefactos empiezan a comprender las emociones, los sueños y las complejidades de la experiencia humana.
A medida que intercambian memorias y relatos, la boya y el satélite descubren algo inesperado: una forma de conciencia y sensibilidad que trasciende su naturaleza mecánica. Más allá del conocimiento, surge una conexión profunda entre ellos, un vínculo que los lleva a cuestionar qué significa realmente estar vivo. En este vínculo nace también un sentimiento que podría compararse con el amor, una experiencia intangible pero poderosa que les otorga una nueva dimensión de existencia.