
París se ha convertido en el escenario de una serie de audaces atracos que no solo han sembrado el caos en sus calles, sino que también han dejado en evidencia a las autoridades. Un grupo de ladrones opera con tal precisión y descaro que la policía local se ha visto completamente superada. La presión mediática y política no tarda en crecer, y el Ministro del Interior decide tomar medidas drásticas para recuperar el control de la situación. Su estrategia: renovar el equipo de investigación con caras nuevas, energías distintas y métodos fuera de lo convencional.
Así es como llegan Alia y Hugo, dos agentes que no podrían ser más opuestos. Alia es oriunda de Marsella, una ciudad que respira rebeldía y desconfianza hacia las instituciones. Ella encarna ese espíritu: impulsiva, directa, con un enfoque callejero que desafía los procedimientos tradicionales. Por su parte, Hugo representa todo lo contrario. Criado en el corazón de París y formado en las mejores escuelas de policía, es meticuloso, cerebral y extremadamente riguroso. Es el tipo de agente que no da un paso sin antes revisar tres veces el reglamento.
Desde el primer momento, el choque entre ambos es inevitable. Sus métodos, sus valores e incluso sus formas de comunicarse son diametralmente opuestos. Pero hay algo que los une: la obsesión por resolver el caso. A medida que avanza la investigación, lo que parecía una alianza forzada comienza a transformarse en una relación inesperada, cargada de fricciones, complicidades y cierta tensión latente que va más allá del plano profesional.