
En una Dublín marcada por la tensión política y el eco constante del conflicto en el Norte, dos hermanos jóvenes se ven atrapados en una encrucijada que definirá sus vidas para siempre. Criados en un ambiente donde la historia pesa más que el presente, descubren desde temprano que el republicanismo no es solo un ideal, sino también una realidad dura, peligrosa y exigente.
La causa republicana, con todo su simbolismo de lucha y libertad, se presenta primero como una herencia cultural. Pero pronto se convierte en una responsabilidad activa, en un deber que exige más que palabras: exige acciones. Los hermanos, movidos por una mezcla de convicción, presión social y deseo de pertenencia, comienzan a involucrarse en la maquinaria que sostiene el conflicto armado al norte de la isla. Lo hacen en silencio, desde las sombras, contribuyendo como pueden: trasladando información, apoyando logísticamente o participando en tareas de riesgo.
A medida que se adentran en este mundo subterráneo, el costo personal comienza a aumentar. Lo que parecía una causa noble se va tiñendo de matices oscuros. Las decisiones se vuelven más difíciles, los enemigos más cercanos, y la lealtad —tanto a la causa como entre ellos mismos— empieza a fracturarse. Uno de los hermanos se radicaliza, entregándose por completo al movimiento, mientras el otro empieza a sentir el peso de las dudas, cuestionando si realmente vale la pena sacrificar tanto por una guerra que parece no tener final.
En este escenario cargado de tensión, honor y peligro, los hermanos deben redefinir su relación, su identidad y su papel en una lucha que, aunque impulsada por ideales, termina exigiendo la pérdida de la inocencia. La historia, más allá del conflicto político, se convierte en un relato íntimo sobre el vínculo entre hermanos, las decisiones imposibles y las heridas invisibles que deja la guerra en quienes crecen dentro de ella.